viernes, 15 de abril de 2011

Mensaje del Maestro

(Para leer por la mañana, al aire libre, con el sol en la espalda.)

¡Atención!
Mira tu mano.
Un gran instrumento, con sus dedos articulados y su pulgar oponible. Tu mente podría lanzarse a una enumeración de sus utilidades o a una reflexión sobre la interrelación mano-cerebro y su papel en la evolución del homo sapiens. Pero…
Mira tu dedo.
Sí, el anular. Ese donde aparece, o falta, o nunca estuvo, una alianza, con todas sus connotaciones sobre la pareja. Podrías repasar tu biografía sentimental o evocar algún momento particular con alguien especial. Pero…
Mira tu uña-
Su textura y color pueden informar sobre tu salud. Su longitud y forma podrían hacerte divagar sobre los cuidados que le proporcionas y sobre el tiempo e interés que dedicas a tu cuerpo, a la higiene, a la estética. Pero…
Mira el borde de tu uña.
¡Qué curioso! Con un levísimo movimiento has dejado de ver un volumen, para ver un plano y un poco después una línea. Tres, dos, una dimensión en función de una mínima variación del tiempo. Pero…
Mira el reflejo de la luz sobre el borde de tu uña.
Un punto inextenso que al brillar remite al Sol del que procede la luz.
No hace falta que te vuelvas para ver el Sol, sientes que está ahí y percibes que todo lo existente en este planeta depende de él.
Y quizá también has empezado a sentir que eres pura energía en una manifestación capaz de auto conocerse.
Que la Paz Profunda more siempre en tu corazón.

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